Nuestros protagonistas serán Lenina Crow, de la casta Beta-más y
trabajadora genética que representa a un ciudadano típico de la época; Bernard
Marx, Alfa-más, psicólogo con complejo de inferioridad debido a ser diferente a
los demás integrantes de su casta y es despreciado y blanco de burlas por ello;
y John “el Salvaje”, un joven nacido en una reserva para salvajes y que
desconoce la “civilización”. Ellos son los principales responsables, entre
otros, de que la historia avance y que nos permiten ver que después de todo no
es un mundo muy feliz que digamos. Además de estos, nos encontraremos otros personajes
que nos contarán sus historias ampliando, de esta manera, la información de
cómo funciona esta sociedad.
En esta novela, debo ser honesta, no pasa
nada o, mejor dicho, no pasa casi nada. Los acontecimientos narrados son una
excusa para tratar los temas sociales y culturales que a autor le interesaban,
pero no por esto la trama es forzada. Nos encontramos con un mundo donde la
gente es condicionada, desde el la fecundación artificial de los óvulos hasta
la edad adulta, mediante diferentes métodos psicológicos y físicos para que
respeten su lugar en la línea de trabajo, las reglas sociales y amen o
desprecien lo que según el gobierno mundial deben amar u odiar. Todos aceptan
esto sin siquiera plantearse cuestionarlo por lo que al llegar John, quien
vivió en una sociedad casi primitiva, algunos personajes, incluido él mismo, se
ven empujados a enfrentar cuestiones que nunca se habían planteado. En
consecuencia, el gobierno se ve forzado a parar esta pequeña ola de
individualismo y pensamiento filosófico perjudicial para la sociedad y que
tanto tiempo les costara erradicar en el pasado.
Entonces,
dado que no pasa casi nada, ¿qué tiene de interesante? Como dije anteriormente,
las acciones de los personajes y sus consecuencias son la excusa para hablar de
la idea que el autor tenía sobre el futuro de la humanidad según los avances
tecnológicos y el estado en que la sociedad se encontraba en 1932. A través de
esta historia se nos plantean cosas como la deshumanización que provoca la
tecnología, que solo tener placeres en la vida y huir de los conflictos y el
dolor no nos permite madurar, los conflictos que surgen de la diversidad
religiosa, política e ideológica. También aborda cuestiones como la sexualidad,
la educación social, moral y académica; sobre la felicidad, la libertad y la
intervención del estado en nuestro desarrollo ideológico. Así que, si bien no
hay casi acción, son las cuestiones sociológicas y filosóficas que nos son
planteadas las que hacen de esta novela una lectura muy interesante y que nos
invita a pensar y cuestionar el mundo feliz y nuestro propio mundo.
La disfruté mucho, aunque en ciertos
momentos en que se volvía muy descriptiva en cosas como instalaciones de
trabajo y métodos de fecundación entre otras, me resultó un poco pesada. En
cierto momento de la novela me costó un poco seguirle el ritmo a la narración
porque Huxley realizó una descripción casi cinematográfica combinando escenas,
saltando de una a otra enlazándolas con un pequeño monólogo y que, en conjunto,
expresan muy bien el concepto general de la novela pero que confunde un poco
hasta que se le toma el ritmo.
Un factor a tener en cuenta a la hora de
considerar leer esta novela es que el autor se toma los primeros capítulos para
describirnos el mundo, la sociedad, la ideología del Estado Mundial y otros
aspectos pertinentes antes de traernos a los personajes a quienes dedica varios
capítulos a describir sus vidas y personalidades, y entonces sí, mover la
historia. En este punto, con la llegada a la reserva para salvajes, nuevamente
pasamos por una descripción del entorno, conocemos nuevos personajes y se nos contará
sus historias y sus personalidades, y nuevamente la historia avanzará.
Se lo recomiendo a las personas a las que
les gusta la distopía con poca acción y la crítica social. Aquellos que
disfrutan de estos temas van a amarla. A mí me encantó, y mucho más porque durante
la lectura acudían a mi memoria fragmentos de Ideología y aparatos
ideológicos del Estado de Althusser, por lo que resultó más interesante
debido a la temática similar. Pero como Althusser no escribía literatura, no
voy a hablar de él.
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