domingo, 18 de diciembre de 2016

Reflexionando: La importancia de la ficción

   La ficción es, para mí, parte esencial de la vida. Sin la ficción, estoy segura, no sería la persona que soy, no disfrutaría de la vida de la misma forma. No me imagino lo horrible que sería mi vida sin ficción: sin series, sin películas, sin novelas ni cuentos, sin mangas… Es necesaria para distraernos de lo cotidiano, de nuestros problemas y frustraciones, ocupando nuestras mentes el tiempo suficiente como para no pensar en el trabajo, los exámenes, las disputas familiares o las complicaciones económicas. ¿Quién no se siente mejor después de ver una película o leer un buen libro? ¿Quién no huye de una manera u otra a un mundo ficticio para deshacerse del estrés diario? Una telenovela, una película de comedia, un cómic… ¡las opciones son infinitas! todas cumplen la misma función: entretenernos. Pero, ¿y si no sólo nos entretenemos? ¿Y si, además de ver cómo nos invaden extraterrestres y las naciones se unen para defender el mundo, también estamos viendo cómo reacciona el ser humano ante lo desconocido y amenazante?

   A las personas a las que no les gusta la ficción *-¡existen! Conozco algunas- les parecen muy estúpidas las películas o series de ciencia ficción o fantasía, por ejemplo (es exagerado decir que TODOS piensan así, lo sé, hay quienes no lo hacen). Para ellos son irreales, sin sentido y no aportan nada al intelecto. Creen, desde una perspectiva un poco desinformada supongo yo, que no tienen nada que ver con la realidad y que, por lo tanto, no sirven para desenvolverse en sociedad. Ya ni llevo la cuenta de las veces que escuché estas cosas. Tampoco me molesto en intentar argumentar a favor de la ficción, sé por experiencia que no hay manera de hacerles comprender mi punto de vista. Quienes disfrutamos de la ficción, sabemos que estos argumentos no son reales. Bueno, hay un poquito de verdad, pero no es absoluta. Sabemos que en un cuento o una serie podemos encontrar conceptos muy interesantes sobre el ser humano, la sociedad, el inconsciente, etc. Si sabemos ver más allá de lo explicito, leer entre líneas, podemos sacar mucho más de un relato de lo que nos imaginamos. 

* Esto no es, de ningún modo, una crítica a quienes no gustan de la ficción. Están en todo su derecho de expresar su rechazo y no soy nadie para cuestionar sus preferencias, solo es una opinión personal sobre el tema.

   La ficción es el reflejo de nuestro mundo, de nuestra sociedad; un espejo de la naturaleza humana. Explora supuestos; eso que no pasa o que podría llegar a pasar, experimentando con las infinitas posibilidades. Es así que nos encontramos con planteamientos como: ¿Qué pasaría si todos los seres humanos tuvieran poderes psíquicos?, ¿Y si solo unos pocos los tuvieran?, ¿Si viajamos por el espacio y encontramos vida en otros planetas?, ¿Cómo sería el mundo si un hubiera ocurrido la revolución industrial?, y un infinito etcétera. Abarca muchísimos temas de distintas maneras, desde lo meramente “irreal” como serían mundos medievales donde la magia es moneda corriente hasta un día típico de una familia típica veraneando en la playa. Podemos  encontrarnos con novelas que tocan temas familiares como las relaciones entre padres e hijos, por ejemplo, y podemos encontrarnos con otras que  se dedican a tratar temas existencialistas, como el sentido de la vida desde el punto de vista de distintas especies humanoides de toda la galaxia. Las variantes son muchas, pero la intención es la misma: plantear un tema e invitarte a reflexionarlo.
  
   La ficción es, en simples palabras, un lugar donde las leyes de la realidad en la que vivimos no nos limitan pero aún así debe parecerse lo más posible a ella, con personajes que sean lo más reales posible, con conflictos similares a los nuestros ya sea que pasen en el espacio como que pasen en un reino de Elfos. Es esta cualidad la que nos permite aprender sobre nosotros mismos desde otras perspectivas. Podemos explorar todas las cosas que se nos ocurran de la manera más loca que podamos imaginar y, aún así, estaríamos reflejando en ella el mundo real. No importa las excusas que utilicemos para tratar los temas porque todas son validas. Podemos hablar de las consecuencias de los enfrentamientos bélicos adaptándolos a un mundo post tercera o cuarta guerra mundial, o sobre la importancia de proteger el medio ambiente en un mundo donde la contaminación acabó con casi toda la vida y el agua. La ficción nos da las herramientas para poder reflexionar cosas que nunca nos habíamos planteado pero que son de suma importancia para nuestro crecimiento como individuos y como sociedad.

   Como dije, dentro del campo de la ficción nos encontramos con temas diversos e interesantes que son tratados de maneras distintas y con diferentes grados de intensidad. Encontramos novelas como Un Mundo Feliz, por ejemplo, en donde no pasa casi nada (y eso poco que pasa no es muy interesante que digamos), pero que es muy intenso en cuanto a contenido ideológico y crítica social se refiere. Y nos encontramos, también, con otras al estilo de 84 Charing Cross Road que nos cuenta sobre la amistad de una mujer y los empleados de una librería al otro lado del mundo por medio de cartas, pero que plantea los temas de forma muy suave y lo que más importa es la historia. Hay para todos los gustos y preferencias.


   No es muy relevante qué tipo de ficción leas ni el grado de importancia que se le dé a los temas que trata, lo que de verdad importa es que reflexiones sobre ellos y puedas crecer como ser humano.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Abandonado en Marte de Lester del Rey

   En 1952 Ramón Felipe Alvarez-del Rey, más conocido como Lester del Rey, publicaba una novela de ciencia ficción centrada en las aventuras de grupo de científicos camino al planeta Marte y el tiempo que ahí permanecen tratando de sobrevivir en el planeta desierto.  

   Chuck Svencen es un joven de 17 años que acaba de pasar una difícil evaluación que determinará si es apto para ser parte de la primera tripulación que viajará al planeta rojo, regresa a Ciudad Luna, su hogar, para esperar los resultados de dicha prueba y prepararse para el gran viaje. La nave construida para la misión a Marte transportará a seis hombres especialista en distintas ramas científicas, siendo Chuck quien operaría los radares en caso de ser elegido. En Ciudad Luna no ocultan el orgullo que dicho puesto genera a todos los ciudadanos y tratan al chico como una celebridad. A lo largo de la novela seremos testigos de los preparativos y dificultades que Chuck enfrenta para viajar, el recorrido algo accidentado hasta Marte y, al fin, la llegada y el tiempo que permanecen en el planeta rojo.

   La novela es, se podría decir, ciencia ficción para adolescentes. No se dedica a nada más que a relatar los sucesos tales como el viaje, la llegada a Marte, los problemas que tienen antes, durante y después del viaje. Es una seguidilla de situaciones, aventuras y desventuras sin adentrarse en ningún tema complejo para su reflexión. Pero que esté enfocada solamente en la acción no quiere decir que sea mala, para mi gusto personal está bien. No es incoherente ni poco realista (suponiendo que los viajes interplanetarios no son algo “poco realista”) y, de acuerdo con la información disponible sobre el espacio y el planeta Marte en 1950, tampoco se puede decir que esté sacando de la galera cosas sin sentido ni justificación. El autor toma lo que se sabe hasta el momento y se dedica a especular e inventar explicaciones para ciertas cosas “inexplicables” o de “origen desconocido” que desconcertaba a los científicos de la época, algo característico de la ciencia ficción. Un factor importante es la manera en que plasma los detalles técnicos en cuanto a tecnología y a todo lo que se sabe de Marte y el espacio. Se da por sentado que sabemos de qué nos habla o que, en caso de no saberlo, tenemos la curiosidad suficiente como para investigar. Nunca nos subestima como lectores ni nos toma de tontos, y eso es algo que se agradece, pero es claro que está pensado para personas que tienen interés y conocimientos básicos sobre los temas. Por otro lado, al ser una novela escrita por un hombre en la década de los cincuenta del siglo XX sobre ciencia ficción, está escrita para adolescentes masculinos, todos los personajes son hombres (salvo la hermanita y la madre de Chuck que casi ni aparecen) y no se menciona, ni por casualidad, si es que las mujeres tienen puestos importantes en la política o la ciencia. Esto es algo normal de la época pues era de creencia popular que las mujeres no consumían otra cosa que no fuera romance. Sí, el machismo estaba a la orden del día. Salvo este pequeño detalle, no hay ni rastro de machismo en la narración.

   En cuanto a los temas que trata, podría decir que habla de afrontar las consecuencias de las decisiones que tomamos. Nuestras acciones tienen consecuencias que no sólo nos afectan a nosotros sino que también involucran a otras personas, y debemos pensar bien antes de hacer algo. Otro tema podría ser nunca rendirse; el protagonista las pasa negras en ciertos momentos pero, recordando las enseñanzas de su padre, decide ir hasta el final luchando a rendirse ante las adversidades*. Y por último, aunque estoy segura de que me quedan temas afuera, habla de no complicarse mucho las cosas. Hay veces en que nos quemamos el cerebro buscando una solución increíblemente complicada a algo cuando, en realidad, la solución más simple es la más efectiva.


   *Este mensaje me gustó mucho ya que es algo que mis propios padres me enseñaron. Es algo muy sentimental de mi parte, pero mi corazoncito no se resistió. 


   A pesar de que disfruté mucho con esta lectura (no podía evitar hacerme el ambiente de una película de ciencia ficción de los sesentas), hay un temita que me desagradó bastante. Como mujer del siglo XXI tengo una conciencia de respeto y admiración por las culturas distintas a la mía, tengo tendencia a sentir curiosidad y necesidad de entenderlas, buscar coincidencias y diferencias con mi cultura y adoptar las costumbres que considere me ayudarán a ser mejor persona. Es en este punto donde esta novela choca con mi ideología debido a que, ya en su última página, el autor hace evidente, por medio de un personaje, el típico pensamiento de erradicar otras culturas para poder “civilizar”. Ya desde capítulos anteriores manifestaba rasgos de este pensamiento diciendo cosas como que las culturas similares a las originarias de América son primitivas, o que, tanto los trabajos manuales como el respeto y adoración de la naturaleza, pertenece a culturas “retrasadas” o, tal y como ellos mismos lo dicen, “inferiores”. Comprendo que es algo muy común de aquellos años y que, quiero creer, ese pensamiento ya casi no existe en nuestros tiempos, pero juro que me chocó bastante. Aún así, y porque cosas como estas están presentes en casi todo y siempre voy a encontrar cosas que entren en conflicto con mi ideología, es una novela que tiene posibilidades de ser releída en el futuro porque, como dije, me gustó bastante. Aunque, mientras escribo esto, me doy cuenta de un punto importante al cual no puse atención en su momento. Haciendo un poco de memoria, noto que, cada vez que el doctor Sokolsky, especialista en medicina y botánica, decía cosas de este tipo, Chuck no parecía estar de acuerdo con ello. No es que se manifestara en contra de manera explícita, pero tampoco hacía lo contrario. Creo que el autor nos mostraba que las nuevas generaciones empezaban a tener una ideología un tanto distinta pero que, al ser jóvenes y pasar por una etapa de formación de la personalidad, indecisión e inseguridad en cuanto a ello, aún no podían manifestarlo abiertamente. Sí, esto es especular bastante con poca información. Supongo que cuando lo leas, sacarás tus propias conclusiones.

   En conclusión, es una novela ligera, entretenida y bastante disfrutable. No esperes encontrar en sus páginas el Santo Grial porque, aunque no es mala tampoco es maravillosa sino una más del montón. Si te gustan los viajes espaciales, la especulación sobre vida en otros planetas y las aventuras que viven los astronautas durante sus misiones, esta novela puede que te guste. Por otro lado, si te gustan las cosas un poco más profundas y no las “aventureras” que se centran más en la acción, puede que te parezca vacía, sin contenido.