La ficción es, para mí, parte esencial de la
vida. Sin la ficción, estoy segura, no sería la persona que soy, no disfrutaría
de la vida de la misma forma. No me imagino lo horrible que sería mi vida sin
ficción: sin series, sin películas, sin novelas ni cuentos, sin mangas… Es
necesaria para distraernos de lo cotidiano, de nuestros problemas y
frustraciones, ocupando nuestras mentes el tiempo suficiente como para no
pensar en el trabajo, los exámenes, las disputas familiares o las
complicaciones económicas. ¿Quién no se siente mejor después de ver una
película o leer un buen libro? ¿Quién no huye de una manera u otra a un mundo
ficticio para deshacerse del estrés diario? Una telenovela, una película de
comedia, un cómic… ¡las opciones son infinitas! todas cumplen la misma función:
entretenernos. Pero, ¿y si no sólo nos entretenemos? ¿Y si, además de ver cómo
nos invaden extraterrestres y las naciones se unen para defender el mundo,
también estamos viendo cómo reacciona el ser humano ante lo desconocido y
amenazante?
A las personas a las que no les gusta la
ficción *-¡existen! Conozco algunas- les parecen muy estúpidas las películas o
series de ciencia ficción o fantasía, por ejemplo (es exagerado decir que TODOS
piensan así, lo sé, hay quienes no lo hacen). Para ellos son irreales, sin
sentido y no aportan nada al intelecto. Creen, desde una perspectiva un poco
desinformada supongo yo, que no tienen nada que ver con la realidad y que, por
lo tanto, no sirven para desenvolverse en sociedad. Ya ni llevo la cuenta de
las veces que escuché estas cosas. Tampoco me molesto en intentar argumentar a
favor de la ficción, sé por experiencia que no hay manera de hacerles
comprender mi punto de vista. Quienes disfrutamos de la ficción, sabemos que
estos argumentos no son reales. Bueno, hay un poquito de verdad, pero no es
absoluta. Sabemos que en un cuento o una serie podemos encontrar conceptos muy
interesantes sobre el ser humano, la sociedad, el inconsciente, etc. Si sabemos
ver más allá de lo explicito, leer entre líneas, podemos sacar mucho más de un
relato de lo que nos imaginamos.
* Esto no es, de ningún modo, una
crítica a quienes no gustan de la ficción. Están en todo su derecho de expresar
su rechazo y no soy nadie para cuestionar sus preferencias, solo es una opinión
personal sobre el tema.
La ficción es el reflejo de nuestro mundo,
de nuestra sociedad; un espejo de la naturaleza humana. Explora supuestos; eso
que no pasa o que podría llegar a pasar, experimentando con las infinitas
posibilidades. Es así que nos encontramos con planteamientos como: ¿Qué pasaría
si todos los seres humanos tuvieran poderes psíquicos?, ¿Y si solo unos pocos
los tuvieran?, ¿Si viajamos por el espacio y encontramos vida en otros planetas?,
¿Cómo sería el mundo si un hubiera ocurrido la revolución industrial?, y un
infinito etcétera. Abarca muchísimos temas de distintas maneras, desde lo
meramente “irreal” como serían mundos medievales donde la magia es moneda
corriente hasta un día típico de una familia típica veraneando en la playa. Podemos encontrarnos con novelas que tocan temas
familiares como las relaciones entre padres e hijos, por ejemplo, y podemos
encontrarnos con otras que se dedican a
tratar temas existencialistas, como el sentido de la vida desde el punto de
vista de distintas especies humanoides de toda la galaxia. Las variantes son
muchas, pero la intención es la misma: plantear un tema e invitarte a reflexionarlo.
La ficción es, en simples palabras, un lugar
donde las leyes de la realidad en la que vivimos no nos limitan pero aún así debe
parecerse lo más posible a ella, con personajes que sean lo más reales posible,
con conflictos similares a los nuestros ya sea que pasen en el espacio como que
pasen en un reino de Elfos. Es esta cualidad la que nos permite aprender sobre
nosotros mismos desde otras perspectivas. Podemos explorar todas las cosas que
se nos ocurran de la manera más loca que podamos imaginar y, aún así,
estaríamos reflejando en ella el mundo real. No importa las excusas que
utilicemos para tratar los temas porque todas son validas. Podemos hablar de las
consecuencias de los enfrentamientos bélicos adaptándolos a un mundo post tercera
o cuarta guerra mundial, o sobre la importancia de proteger el medio ambiente
en un mundo donde la contaminación acabó con casi toda la vida y el agua. La
ficción nos da las herramientas para poder reflexionar cosas que nunca nos
habíamos planteado pero que son de suma importancia para nuestro crecimiento como
individuos y como sociedad.
Como dije, dentro
del campo de la ficción nos encontramos con temas diversos e interesantes que son
tratados de maneras distintas y con diferentes grados de intensidad.
Encontramos novelas como Un Mundo Feliz,
por ejemplo, en donde no pasa casi nada (y eso poco que pasa no es muy
interesante que digamos), pero que es muy intenso en cuanto a contenido ideológico
y crítica social se refiere. Y nos encontramos, también, con otras al estilo de
84 Charing Cross Road que nos cuenta
sobre la amistad de una mujer y los empleados de una librería al otro lado del
mundo por medio de cartas, pero que plantea los temas de forma muy suave y lo
que más importa es la historia. Hay para todos los gustos y preferencias.
No es muy relevante
qué tipo de ficción leas ni el grado de importancia que se le dé a los temas
que trata, lo que de verdad importa es que reflexiones sobre ellos y puedas
crecer como ser humano.
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