Jane Eyre comienza contándonos como una
niña huérfana de tan solo diez años es maltratada por los únicos familiares que
le quedan en el mundo, sus primos y su tía, ya que tanto sus padres como su tío
(hermano de su madre) fallecieron cuando era ella un bebé. Que la señora Reed,
su tía, prometiera a su marido cuidar de la niña cuando este partiera al otro
mundo parece no tener importancia a la hora de tratar a la niña dado que, tanto
la señora Reed como sus hijos y empleados de la casa, no escatiman en insultos y golpes hacia Jane.
Podemos decir que el término “cuidar” se limita a alimentar y vestir, y nunca a
dar cariño o preocuparse por la salud emocional y física de la niña. Tal es la
molestia que Jane representa para la familia, que la Señora Reed encuentra la
solución perfecta para respetar el último deseo de su marido y, a la vez,
deshacerse del incordio de tener que soportar a la chica en la casa: enviarla
al colegio para niñas Lowood. Es así como Jane abandona la casa en la que
viviera toda su vida hasta el momento y que, sin embargo, jamás pudo llamar
hogar. Al llegar a Lowood se encuentra con un ambiente similar al de su
anterior residencia sólo que esta vez no es la única maltratada. En este
colegio pasa hambre, humillaciones y maltratos de todo tipo con el fin de
convertirse en una mujer resistente, paciente
y abnegada. Luego de ocho años en Lowood, dos de ellos como maestra, decide
probar suerte ofreciéndose como institutriz siendo contratada por la señora
Fairfax para enseñar a la pupila del señor Rochester, amo de Thornfield.
La historia nos es contada por Jane en primera persona, por lo que sabemos lo que
piensa y siente en todo momento. Esto nos permite entender muy bien las
decisiones, sentimientos y pensamientos de Jane, pero nos limita a ver a los
demás personajes a través de sus ojos. Nunca podemos tener unja imagen completa
y objetiva de los demás personajes y tenemos que conformarnos con las
descripciones e impresiones que Jane tiene y nos proporciona sobre ellos. También
tenemos este problema a la hora de interpretar las acciones de los demás personajes
ya que Jane siempre duda de la verdadera intención detrás de estas, así que
tampoco nosotros podemos estar seguros de lo que realmente significan. El punto
positivo de este recurso es que la historia no se trata de lo que Jane está
obligada a vivir sino de lo que ella siente, cree y opina sobre ello. Es una
mujer fuerte e independiente que está muy segura de su lugar en la vida y el
valor de su propia persona. Si bien no me gusta leer novelas escritas
completamente en primera persona, esta es la excepción ya que está tan bien
narrada que creo que no funcionaría de otra forma.
Al igual que Agnes Grey (de Anne Brontë),
Jane Eyre se trata de la historia de una institutriz sin recursos que se lanza
a una difícil vida laboral, pero a diferencia de la primera, esta novela se
enfoca en temas distintos. Jane
Eyre trata temas y motivos como el amor,
el valor que nos damos como personas y el poder que les damos a los demás sobre
nuestra vida. Nos encontramos con cuestiones como la clase social y la forma en
que interfiere a la hora de establecer relaciones y lazos afectivos ya que Jane
es una institutriz pobre de clase baja y Rochester es un noble rico, y se
espera que contraiga nupcias con alguien de “su clase” sin importar a quien ame
en realidad. La familia es un tema importante, la relación que Jane tiene con
su tía es particular y está plagada de rencores y culpas; Rochester tiene un
tema un poco complejo con su pupila, ciertos rencores guardados hacia sus
difuntos padre y hermano, y ambos anhelan tener una familia amorosa y unida. El
concepto de matrimonio es un tema que se explora con unos cuantos ejemplos a través
de la historia, desde los concertados por los padres, los matrimonios por
conveniencia o para complacer a la sociedad y los matrimonios con y sin amor. Nos
encontramos, también, con el Rol de la mujer en la sociedad, cómo una “no
puede” sentir, pensar ni actuar como un hombre aún cuando, por dentro, seamos
iguales.
Con
Jane Eyre somos testigos de un romance poco común. Tenemos a una institutriz
que se enamora de su patrón y este de ella, pero tal romance no se da de una
forma “normal” como en otras novelas románticas. Jane ama con gran fuerza, pero
nunca deja que ese amor opaque el respeto y amor que se tiene a sí misma. Nunca
vive para y por Rochester olvidándose de sus valores y creencias, y es este el
conflicto de la historia. Considero que
esto es un tema importante, hay tantas novelas románticas en las que la
protagonista deja de lado su individualidad y pierde su amor propio a favor del
amor a su pareja, que resulta muy gratificante leer una que rompa con ese
esquema trillado y poco sano. Otra diferencia con la novela de su hermana es
que Jane no se queja constantemente, sólo se limita a contar los hechos y dar a
conocer sus sentimientos consecuentes.
Lo que encuentro de negativo, y es algo
que también me choca de Anne Brontë, es el desagrado que la autora transmite, a
través de su obra, hacia la gente con un nivel educativo inferior al suyo. En
Jane Eyre no es tan obvio como en Agnes Grey que las hermanas detestan a los
campesinos y personas con bajo nivel educativo. Rochester es un hombre muy
culto de léxico rico y algo florido que se expresa con metáforas y referencias
constantes a la mitología griega y obras icónicas de la literatura, mientras
que Jane, a pesar de ser una mujer pobre de clase baja, creció en una escuela
que se preciaba de ofrecer la mejor educación posible. Jane, al ejercer de
maestra, habla de manera bastante despectiva sobre niños campesinos que deben
dejar la escuela por largos períodos para trabajar en los campos, diciendo en
varias ocasiones que sus esfuerzos en enseñarles eran vanos porque no tenían la
inteligencia necesaria. Por otro lado, durante gran parte de la segunda mitad
de la obra, se la pasa hablando de ser caritativo con quienes tienen menos
fortuna en este mundo y amar a todos los hijos de Dios sin importar lo brutos e
ignorantes que sean. Esto trae consigo
una doble moralidad evidente pero que, al parecer, la autora no era consciente
de poseer o consideraba la máxima expresión del buen cristiano. Al parecer
tanto las hermanas, como la sociedad de la época, eran tan despectivos e
hipócritas que miraban a todos desde su podio sin siquiera pensar ni un momento
que su modo de ver a las personas de bajos recursos era totalmente errada y sin
fundamentos. Esta cuestión, si bien me molestó, no es muy relevante en
comparación con el resto de los temas tratados. Que a mí me desagrade encontrar
cosas así, es cosa mía. Pero quería dejar constancia de mi opinión al respecto.
En conclusión, Jane Eyre es una novela que
merece ser leída por todos. Con elementos como el romance, el feminismo, un
toque de misterio y drama, es una lectura fundamental que toda persona debe
realizar. Su fama y popularidad son muy justificadas y debería ser el ejemplo
para futuras novelas románticas.
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