domingo, 26 de noviembre de 2017

La mansión embrujada (Thornyhold), de Mary Stewart


!Alerta de posibles spoilers!
En esta entrada ni me gasté en buscarle la vuelta para ocultar partes de la trama por lo que te podes topar con datos importantes o demasiado reveladores (prácticamente me quejo de toda la novela). Te lo advertí. 


      Gilly Ramsey, hija de un párroco, pasó una infancia solitaria y aislada recibiendo una educación férrea y algo fría por parte de su madre. Pasando sus días en total soledad sólo parece ser comprendida por una prima de su madre que ha visto en contadas ocasiones pero que, sin embargo, ha logrado marcar profundamente la vida de la niña. La prima Geillis tiene un amplio conocimiento sobre plantas medicinales y hierbas, posee poderes curativos e incluso predice el futuro. En su último encuentro pronostica que Gilly y ella vivirán juntas en Thornyhold, la casa de Geillis, pero eso no llega a ocurrir debido al fallecimiento de Geillis quien, antes de morir, le deja todo cuanto posee a  Gilly, que se muda a Thornyhold para iniciar una nueva vida inmediatamente después del fallecimiento de su padre. Ya en Thornyhold conocerá a nuevas personas como Agnes Trapp, una vecina rara, a Willyam, un niño solitario como ella, y al padre de este, un escritor famoso. Todo se complica cuando Gilly se entera de la fama de bruja de su prima, que Agnes Trapp también es considerada una bruja ¡y que ella misma podría serlo también!

      Dados todos estos elementos súper interesantes, se podría inferir que es una novela imperdible que nos sorprenderá con cada página. Bueno, no podríamos estar más equivocados.  Sí, hay brujas (y yo amo a las brujas) y sí, hay misterios que resolver (¿a quién no le gustan los misterios?), pero no hay una historia que haga un buen uso de estos elementos. Tenemos a una mujer, Gilly Ramsey, que parece venir de una familia de mujeres con habilidades únicas para entender y manipular la naturaleza a su antojo, y parece ser que heredó estas habilidades y va descubriéndolas en su estancia en Thornyhold, pero eso no llega a ningún lado. La autora parece olvidarse de eso en cuanto plantea el elemento romántico que, además de generar el conflicto entre Gilly y Agnes Trapp, de por sí es “mágico” y no en el buen sentido. Pero, vamos por partes…

      La historia comienza contándonos sobre la infancia de Gilly, como creció en una casa prestada, con un padre más dedicado a sus “ovejas” de la iglesia que a su familia, una madre fría y distante que no le permitía jugar con otros niños ni tener mascotas, y como pasaría de un colegio internado en otro hasta graduarse para asistir a la universidad para estudiar arte, luego la muerte de su madre y la de su padre. En medio de estos cuatro capítulos de una aburrida vida hay dos encuentros con Geillis plagados de sucesos sospechosamente extraños como para no demostrar que ella es bruja. Como dije, cuatro capítulos de nada. Ya en el quinto, al fin, se muda a Thornyhold y conoce a Agnes Trapp y su hijo, de quienes desconfía inmediatamente sin motivo aparente, una larga etapa de adaptación al hogar y encuentros con Agnes. En el capitulo diez conocerá a William Dryden hijo de su interés amoroso a quien conocerá recién en el capitulo ¡catorce! Y bueno, es acá donde todo pierde sentido para mí porque Gilly se enamora perdidamente al instante de un tipo al que casi no va a ver en el transcurso de la novela porque está más entretenida buscando un gato, investigando sobre palomas, cuidando un perro y buscando un libro que Agnes desea desesperadamente pero que no sé por qué motivo si al final no lo usa… El tema de que Gilly es una bruja desaparece del mapa, la historia de la casa (que había pertenecido a brujas por generaciones) queda totalmente colgada en el aire porque, para empezar, la metieron a los empujones para que las cosas sean más “interesantes”, y el final es de lo más estúpido y poco lógico que leí- y eso que leí bastantes finales estúpidamente ilógicos- pasando demasiado rápido en comparación con los catorce capítulos que se toma para ponernos en contexto.

     Realmente detesté esta novela. La terminé porque pensaba que en algún momento se iba a poner interesante. Las brujas me pueden. Pero a medida que avanzaba en la lectura me encontraba con elementos geniales que no se elaboraban del todo bien, cosas interesantes que quedan colgadas y olvidadas a mitad de una narración que no termina de enganchar, una historia de amor muy floja que no calza y personajes planos con motivaciones estúpidas. Como fantasía muy floja, como romance es terrible. Realmente no sé si leeré otra cosa de esta autora. 

jueves, 3 de agosto de 2017

Rose, de Leigh Greenwood (Tomo 1 de la saga Siete Novias)


     Normalmente prefiero hablar de las sagas completas y no de cada tomo por separado pero, al tratase de una historia autoconclusiva, creo que es mejor dedicarle su propia entada.

     Austin, Texas, primavera de 1866. Ha pasado poco tiempo desde que acabara la guerra civil de Estados Unidos y las heridas y rencores de la población aún están a flor de piel. Los simpatizantes de ambos bandos continúan con sus conflictos y las reformas políticas no ayudan a calmar los ánimos sino que empeoran la ya delicada situación. En ese contexto, nuestra joven protagonista, Rose Thornton, intenta llevar su vida adelante pasando lo más desapercibida posible ya que su padre había combatido por la Unión y los habitantes de Texas eran simpatizantes de la Confederación. Todo iba “muy bien” para Rose, trabajaba en el restaurante Bon Ton, evitaba los manoseos y comentarios fuera de lugar de los clientes y, con casi bastante éxito, recibía con estoicismo los insultos contantes sobre ser la hija de un asqueroso unionista. En uno de estos muy comunes momentos de su vida, entra en el Bon Ton el que será nuestro protagonista masculino: el fantástico, maravillosamente guapo y caballeresco George Randolph que llega justo a tiempo para defender a Rose y librarla de los estereotipadamente malos clientes del local. El flechazo es inmediato, pero como hay que meterle drama y estirarlo unas cuantas decenas de páginas, ellos no se dan cuenta… como en las miles de novelas románicas similares que hay dando vueltas por ahí. El caso es que George Randolph busca una empleada para que se mude al mugriento rancho que tiene a las afueras de la ciudad y cuide de la casa y de sus seis salvajes e igualmente mugrientos hermanos menores. Y, ¿quién va a ocupar ese tentador empleo?, nada más ni nada menos que la protagonista. Es así como Rose se embarca en una aventura en medio de la nada, rodeada de seis hombres no muy contentos con su calidad de hija de un unionista, ladrones de ganado, vecinos no muy amistosos, mucha roña que limpiar y un amor no correspondido hacia un hombre con muchos conflictos internos.

     El romance en esta novela es el de siempre. Tanto que ni vale la pena explayase en ello. Tenemos a una huérfana que, a falta de una figura paterna, ve en George al padre ideal de familia, dedicado y amoroso. Y a un hombre que ve en Rose a la madre fuerte y decidida que nunca tuvo y que desea para sus hermanos y sus futuros hijos, pero que al mismo tiempo no quiere ser padre por temor a ser una copia del suyo. Un día se conocen, se enamoran en el instante en que se ven, hay un tira y afloja entre que luchan con sus conflictos internos y aceptan sus sentimientos.

     Uno de los temas principales es la familia. La unión familiar y los sacrificios y esfuerzos necesarios para mantener a todos los hermanos unidos. George renuncia a un prometedor puesto militar para regresar a casa y hacerse cargo de sus hermanos menores, de entre diecisiete y seis años, que quedaron solos en el rancho cuando su madre falleció y su padre cayó en combate. Y no solo eso, sino que además uno de sus hermanos se fue de casa abandonando a los menores a su suerte, aunque todos esperan que regrese o tener noticias suyas. Sus hermanos son muy queribles, sobre todo el pequeño Zac, pero que al tener que enfrentar la difícil vida del desierto solos a merced de indios, cuatreros y animales salvajes además de sentirse abandonados e incomprendidos por sus hermanos mayores, su trato es áspero, violento y despectivo al principio.

     Otro de los dramas de la historia es la condición de George y su hermano Jeff como ex confederados, algo considerado un delito luego de finalizada la guerra y que podría truncar todos sus planes de vivir de la ganadería. Lamentablemente, creo que no se le da la importancia suficiente a este tema y se lo toma de manera muy superficial sólo para que el vínculo entre la pareja protagonista avance un poco.  

     En mi opinión, es una novela regular y pasable. No se destaca en nada y no es infumable, si bien me costó bastante terminarla. Es una más del montón que no aporta nada a la causa y repite la misma fórmula de siempre. Hay cuestiones que quedan colgadas, sin resolver, aunque creo que esto se debe a que al ser una saga estos temas se van a desarrollar mejor en los demás tomos.


     Si estás esperando el romance que cambie tu vida y te llene de sueños y esperanzas, este no es un buen lugar para buscar. Si lo único que querés es leer un romance típico con protagonistas típicos y sin ninguna sorpresa, adelante.

jueves, 2 de febrero de 2017

Jane Eyre de Charlotte Brontë

          Bajo el pseudónimo de Currer  Bell  se publicaba, en 1847, la novela que catapultó  a la fama a la joven escritora Charlotte Brontë. Rompiendo con algunos estándares establecidos de la época, esta autora se atrevió a crear un personaje femenino fuerte y decidido que expresa sin tapujos sus disconformidades con el rol que como mujer le tocara interpretar.

     Jane Eyre comienza contándonos como una niña huérfana de tan solo diez años es maltratada por los únicos familiares que le quedan en el mundo, sus primos y su tía, ya que tanto sus padres como su tío (hermano de su madre) fallecieron cuando era ella un bebé. Que la señora Reed, su tía, prometiera a su marido cuidar de la niña cuando este partiera al otro mundo parece no tener importancia a la hora de tratar a la niña dado que, tanto la señora Reed como sus hijos y empleados de la casa,  no escatiman en insultos y golpes hacia Jane. Podemos decir que el término “cuidar” se limita a alimentar y vestir, y nunca a dar cariño o preocuparse por la salud emocional y física de la niña. Tal es la molestia que Jane representa para la familia, que la Señora Reed encuentra la solución perfecta para respetar el último deseo de su marido y, a la vez, deshacerse del incordio de tener que soportar a la chica en la casa: enviarla al colegio para niñas Lowood. Es así como Jane abandona la casa en la que viviera toda su vida hasta el momento y que, sin embargo, jamás pudo llamar hogar. Al llegar a Lowood se encuentra con un ambiente similar al de su anterior residencia sólo que esta vez no es la única maltratada. En este colegio pasa hambre, humillaciones y maltratos de todo tipo con el fin de convertirse en una mujer resistente, paciente y abnegada. Luego de ocho años en Lowood, dos de ellos como maestra, decide probar suerte ofreciéndose como institutriz siendo contratada por la señora Fairfax para enseñar a la pupila del señor Rochester, amo de Thornfield.

     La historia nos es contada por Jane  en primera persona, por lo que sabemos lo que piensa y siente en todo momento. Esto nos permite entender muy bien las decisiones, sentimientos y pensamientos de Jane, pero nos limita a ver a los demás personajes a través de sus ojos. Nunca podemos tener unja imagen completa y objetiva de los demás personajes y tenemos que conformarnos con las descripciones e impresiones que Jane tiene y nos proporciona sobre ellos. También tenemos este problema a la hora de interpretar las acciones de los demás personajes ya que Jane siempre duda de la verdadera intención detrás de estas, así que tampoco nosotros podemos estar seguros de lo que realmente significan. El punto positivo de este recurso es que la historia no se trata de lo que Jane está obligada a vivir sino de lo que ella siente, cree y opina sobre ello. Es una mujer fuerte e independiente que está muy segura de su lugar en la vida y el valor de su propia persona. Si bien no me gusta leer novelas escritas completamente en primera persona, esta es la excepción ya que está tan bien narrada que creo que no funcionaría de otra forma.

     Al igual que Agnes Grey (de Anne Brontë), Jane Eyre se trata de la historia de una institutriz sin recursos que se lanza a una difícil vida laboral, pero a diferencia de la primera, esta novela se enfoca en temas distintos.  Jane Eyre  trata temas y motivos como el amor, el valor que nos damos como personas y el poder que les damos a los demás sobre nuestra vida. Nos encontramos con cuestiones como la clase social y la forma en que interfiere a la hora de establecer relaciones y lazos afectivos ya que Jane es una institutriz pobre de clase baja y Rochester es un noble rico, y se espera que contraiga nupcias con alguien de “su clase” sin importar a quien ame en realidad. La familia es un tema importante, la relación que Jane tiene con su tía es particular y está plagada de rencores y culpas; Rochester tiene un tema un poco complejo con su pupila, ciertos rencores guardados hacia sus difuntos padre y hermano, y ambos anhelan tener una familia amorosa y unida. El concepto de matrimonio es un tema que se explora con unos cuantos ejemplos a través de la historia, desde los concertados por los padres, los matrimonios por conveniencia o para complacer a la sociedad y los matrimonios con y sin amor. Nos encontramos, también, con el Rol de la mujer en la sociedad, cómo una “no puede” sentir, pensar ni actuar como un hombre aún cuando, por dentro, seamos iguales.

     Con Jane Eyre somos testigos de un romance poco común. Tenemos a una institutriz que se enamora de su patrón y este de ella, pero tal romance no se da de una forma “normal” como en otras novelas románticas. Jane ama con gran fuerza, pero nunca deja que ese amor opaque el respeto y amor que se tiene a sí misma. Nunca vive para y por Rochester olvidándose de sus valores y creencias, y es este el conflicto de la historia.  Considero que esto es un tema importante, hay tantas novelas románticas en las que la protagonista deja de lado su individualidad y pierde su amor propio a favor del amor a su pareja, que resulta muy gratificante leer una que rompa con ese esquema trillado y poco sano. Otra diferencia con la novela de su hermana es que Jane no se queja constantemente, sólo se limita a contar los hechos y dar a conocer sus sentimientos consecuentes.

     Lo que encuentro de negativo, y es algo que también me choca de Anne Brontë, es el desagrado que la autora transmite, a través de su obra, hacia la gente con un nivel educativo inferior al suyo. En Jane Eyre no es tan obvio como en Agnes Grey que las hermanas detestan a los campesinos y personas con bajo nivel educativo. Rochester es un hombre muy culto de léxico rico y algo florido que se expresa con metáforas y referencias constantes a la mitología griega y obras icónicas de la literatura, mientras que Jane, a pesar de ser una mujer pobre de clase baja, creció en una escuela que se preciaba de ofrecer la mejor educación posible. Jane, al ejercer de maestra, habla de manera bastante despectiva sobre niños campesinos que deben dejar la escuela por largos períodos para trabajar en los campos, diciendo en varias ocasiones que sus esfuerzos en enseñarles eran vanos porque no tenían la inteligencia necesaria. Por otro lado, durante gran parte de la segunda mitad de la obra, se la pasa hablando de ser caritativo con quienes tienen menos fortuna en este mundo y amar a todos los hijos de Dios sin importar lo brutos e ignorantes  que sean. Esto trae consigo una doble moralidad evidente pero que, al parecer, la autora no era consciente de poseer o consideraba la máxima expresión del buen cristiano. Al parecer tanto las hermanas, como la sociedad de la época, eran tan despectivos e hipócritas que miraban a todos desde su podio sin siquiera pensar ni un momento que su modo de ver a las personas de bajos recursos era totalmente errada y sin fundamentos. Esta cuestión, si bien me molestó, no es muy relevante en comparación con el resto de los temas tratados. Que a mí me desagrade encontrar cosas así, es cosa mía. Pero quería dejar constancia de mi opinión al respecto.

     En conclusión, Jane Eyre es una novela que merece ser leída por todos. Con elementos como el romance, el feminismo, un toque de misterio y drama, es una lectura fundamental que toda persona debe realizar. Su fama y popularidad son muy justificadas y debería ser el ejemplo para futuras novelas románticas.

viernes, 6 de enero de 2017

Agnes Grey de Anne Brontë


    En 1847 salió a la venta la primera novela de la  joven autora Anne Brontë, bajo el seudónimo de Acton Bell, hermana menor de las también escritoras Charlotte y Emily.

     Agnes Grey nos cuenta las experiencias de una joven hija de clérigo quien, ante la crisis económica que atraviesa su familia, decide colocarse como institutriz y así aligerar la carga económica familiar. Por medio de contactos, rápidamente consigue hacerse con el puesto de institutriz de la familia Bloomfield y abandona la residencia Grey para ejercer su nueva profesión. Pero los sueños y esperanzas de esta joven de tan solo diecinueve años se ven destruidos al conocer a sus alumnos (¡y a sus familiares!) quienes no son más que pequeños monstruos incorregibles, ladinos y caprichos; viéndose forzada a luchar entre los berrinches y maldades de los niños y, también, con las contradictorias ordenes de unos padres consentidores que apañan y felicitan a los pequeños por su deplorable comportamiento, pero que al mismo tiempo exigen a su institutriz los eduque y controle sin darle autoridad real sobre los niños. La frustración, los nervios y la decepción hacen fuerte mella en la salud física y emocional de Agnes quien, aún ante la adversidad, pone todo de sí para salir adelante y lograr hacer su trabajo lo mejor posible.

     Esta novela se caracteriza por ser narrada en primera persona con el objetivo, según su narradora, de intentar ayudar a quienes pasen por una situación similar, y abarca los años que duró su profesión como institutriz. A través de sus páginas, somos testigos de las precarias condiciones en que las institutrices vivían y de los obstáculos que se encontraban durante el ejercicio de su profesión: padres consentidores, fríos y tiránicos que exigían más de lo que estas mujeres podían lograr con la poca o nula autoridad que se les otorgaba sobre los niños los cuales, a su vez, eran caprichosos, irrespetuosos, autoritarios y maliciosamente tramposos a tiempo completo. Agnes Grey es una de las pocas novelas que muestran el “lado oscuro” de la aristocracia (o al menos entre las que leí) mostrándonos lo tiránicos, poco considerados y desdeñosos que los miembros de esta clase podían ser con sus empleados.

     Siendo honesta, después de indagar sobre esta autora y leer lo que la crítica especializada dice sobre sus obras, esperaba más. Ya había leído Jane Eyre de Charlotte Brontë, novela que me encantó, y unos capítulos de Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, por lo que al leer que Anne era mejor autora que sus hermanas es normal que mis expectativas estuvieran tan por el techo. Lamentablemente me tope con una novela que no satisface ni el veinte por ciento de mis expectativas. Por un lado es un monumento al resumen*, todo lo cuenta de forma apresurada y superficial reduciendo meses en poco más de un párrafo, enumerando las maldades y berrinches de los niños y empleadores en oraciones poco descriptivas excusando esto con la muy repetida frase de no querer “aburrir al lector”. Este abuso de síntesis hace que el lector no pueda hacerse una idea completa del ambiente en que se mueve Agnes, no podemos sentir la desesperación ni la impotencia de la joven institutriz porque todo lo relatado no parece más que acontecimientos aislados. Por otro lado le da mucha importancia a temas triviales dedicándole varias páginas a charlas y reflexiones religiosas sobre el amor a Dios; considero que estos temas van en contra con las supuestas intenciones de la novela que eran ayudar a quienes se encuentren en circunstancias parecidas laboralmente. La propia Agnes me parece engreída pues se considera superior a sus alumnos ya que estos no tienen la tranquilidad ni los modales propios de las personas "buenas y bien educadas", cualidades que ella sí posee. De esta manera se tiene a sí misma como alguien humilde, no cómo las personas que la emplean quienes son derrochadores, egocéntricos, mimados y egoístas. Esto último no es de gran importancia, generalmente es un personaje querible, aún cuando, dada la obsesión de la autora con el resumen, no sea fácil comprenderla sintiendo que no hace otra cosa más que quejarse y amargarse por cosas estúpidas.

*RESUMEN: Técnica relacionada con el RITMO narrativo mediante la cual un periodo de tiempo amplio del TIEMPO DE LA HISTORIA ocupa, por síntesis, una dimensión reducida en el TIEMPO DEL DISCURSO.
Darío Villanueva, Comentario de textos narrativos: La novela. Gijón: Ediciones Júcar, página 196.

     En conclusión, esta novela parece el resumen de una historia más extensa y detallada. Todo el potencial que el argumento ofrece se ve desperdiciado de forma lamentable dejando una pobre sombra de lo que pudo haber sido. Si no tenés problemas con todo lo que a mí me molestó, es posible que te encante porque, muy a pesar de sus fallos, es una historia entretenida y fácil de leer… bueno, en su mayoría, porque cuando se pone a hablar sobre amar a Dios y toda la palabrería religiosa, la lectura se me volvió pesada y mi concentración se fue de paseo.

     Para no quedarme con una mala impresión de Anne, planeo leer su otra novela La inquilina de Wildfell Hall, así que pronto estaré escribiendo nuevamente sobre esta autora.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Reflexionando: La importancia de la ficción

   La ficción es, para mí, parte esencial de la vida. Sin la ficción, estoy segura, no sería la persona que soy, no disfrutaría de la vida de la misma forma. No me imagino lo horrible que sería mi vida sin ficción: sin series, sin películas, sin novelas ni cuentos, sin mangas… Es necesaria para distraernos de lo cotidiano, de nuestros problemas y frustraciones, ocupando nuestras mentes el tiempo suficiente como para no pensar en el trabajo, los exámenes, las disputas familiares o las complicaciones económicas. ¿Quién no se siente mejor después de ver una película o leer un buen libro? ¿Quién no huye de una manera u otra a un mundo ficticio para deshacerse del estrés diario? Una telenovela, una película de comedia, un cómic… ¡las opciones son infinitas! todas cumplen la misma función: entretenernos. Pero, ¿y si no sólo nos entretenemos? ¿Y si, además de ver cómo nos invaden extraterrestres y las naciones se unen para defender el mundo, también estamos viendo cómo reacciona el ser humano ante lo desconocido y amenazante?

   A las personas a las que no les gusta la ficción *-¡existen! Conozco algunas- les parecen muy estúpidas las películas o series de ciencia ficción o fantasía, por ejemplo (es exagerado decir que TODOS piensan así, lo sé, hay quienes no lo hacen). Para ellos son irreales, sin sentido y no aportan nada al intelecto. Creen, desde una perspectiva un poco desinformada supongo yo, que no tienen nada que ver con la realidad y que, por lo tanto, no sirven para desenvolverse en sociedad. Ya ni llevo la cuenta de las veces que escuché estas cosas. Tampoco me molesto en intentar argumentar a favor de la ficción, sé por experiencia que no hay manera de hacerles comprender mi punto de vista. Quienes disfrutamos de la ficción, sabemos que estos argumentos no son reales. Bueno, hay un poquito de verdad, pero no es absoluta. Sabemos que en un cuento o una serie podemos encontrar conceptos muy interesantes sobre el ser humano, la sociedad, el inconsciente, etc. Si sabemos ver más allá de lo explicito, leer entre líneas, podemos sacar mucho más de un relato de lo que nos imaginamos. 

* Esto no es, de ningún modo, una crítica a quienes no gustan de la ficción. Están en todo su derecho de expresar su rechazo y no soy nadie para cuestionar sus preferencias, solo es una opinión personal sobre el tema.

   La ficción es el reflejo de nuestro mundo, de nuestra sociedad; un espejo de la naturaleza humana. Explora supuestos; eso que no pasa o que podría llegar a pasar, experimentando con las infinitas posibilidades. Es así que nos encontramos con planteamientos como: ¿Qué pasaría si todos los seres humanos tuvieran poderes psíquicos?, ¿Y si solo unos pocos los tuvieran?, ¿Si viajamos por el espacio y encontramos vida en otros planetas?, ¿Cómo sería el mundo si un hubiera ocurrido la revolución industrial?, y un infinito etcétera. Abarca muchísimos temas de distintas maneras, desde lo meramente “irreal” como serían mundos medievales donde la magia es moneda corriente hasta un día típico de una familia típica veraneando en la playa. Podemos  encontrarnos con novelas que tocan temas familiares como las relaciones entre padres e hijos, por ejemplo, y podemos encontrarnos con otras que  se dedican a tratar temas existencialistas, como el sentido de la vida desde el punto de vista de distintas especies humanoides de toda la galaxia. Las variantes son muchas, pero la intención es la misma: plantear un tema e invitarte a reflexionarlo.
  
   La ficción es, en simples palabras, un lugar donde las leyes de la realidad en la que vivimos no nos limitan pero aún así debe parecerse lo más posible a ella, con personajes que sean lo más reales posible, con conflictos similares a los nuestros ya sea que pasen en el espacio como que pasen en un reino de Elfos. Es esta cualidad la que nos permite aprender sobre nosotros mismos desde otras perspectivas. Podemos explorar todas las cosas que se nos ocurran de la manera más loca que podamos imaginar y, aún así, estaríamos reflejando en ella el mundo real. No importa las excusas que utilicemos para tratar los temas porque todas son validas. Podemos hablar de las consecuencias de los enfrentamientos bélicos adaptándolos a un mundo post tercera o cuarta guerra mundial, o sobre la importancia de proteger el medio ambiente en un mundo donde la contaminación acabó con casi toda la vida y el agua. La ficción nos da las herramientas para poder reflexionar cosas que nunca nos habíamos planteado pero que son de suma importancia para nuestro crecimiento como individuos y como sociedad.

   Como dije, dentro del campo de la ficción nos encontramos con temas diversos e interesantes que son tratados de maneras distintas y con diferentes grados de intensidad. Encontramos novelas como Un Mundo Feliz, por ejemplo, en donde no pasa casi nada (y eso poco que pasa no es muy interesante que digamos), pero que es muy intenso en cuanto a contenido ideológico y crítica social se refiere. Y nos encontramos, también, con otras al estilo de 84 Charing Cross Road que nos cuenta sobre la amistad de una mujer y los empleados de una librería al otro lado del mundo por medio de cartas, pero que plantea los temas de forma muy suave y lo que más importa es la historia. Hay para todos los gustos y preferencias.


   No es muy relevante qué tipo de ficción leas ni el grado de importancia que se le dé a los temas que trata, lo que de verdad importa es que reflexiones sobre ellos y puedas crecer como ser humano.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Abandonado en Marte de Lester del Rey

   En 1952 Ramón Felipe Alvarez-del Rey, más conocido como Lester del Rey, publicaba una novela de ciencia ficción centrada en las aventuras de grupo de científicos camino al planeta Marte y el tiempo que ahí permanecen tratando de sobrevivir en el planeta desierto.  

   Chuck Svencen es un joven de 17 años que acaba de pasar una difícil evaluación que determinará si es apto para ser parte de la primera tripulación que viajará al planeta rojo, regresa a Ciudad Luna, su hogar, para esperar los resultados de dicha prueba y prepararse para el gran viaje. La nave construida para la misión a Marte transportará a seis hombres especialista en distintas ramas científicas, siendo Chuck quien operaría los radares en caso de ser elegido. En Ciudad Luna no ocultan el orgullo que dicho puesto genera a todos los ciudadanos y tratan al chico como una celebridad. A lo largo de la novela seremos testigos de los preparativos y dificultades que Chuck enfrenta para viajar, el recorrido algo accidentado hasta Marte y, al fin, la llegada y el tiempo que permanecen en el planeta rojo.

   La novela es, se podría decir, ciencia ficción para adolescentes. No se dedica a nada más que a relatar los sucesos tales como el viaje, la llegada a Marte, los problemas que tienen antes, durante y después del viaje. Es una seguidilla de situaciones, aventuras y desventuras sin adentrarse en ningún tema complejo para su reflexión. Pero que esté enfocada solamente en la acción no quiere decir que sea mala, para mi gusto personal está bien. No es incoherente ni poco realista (suponiendo que los viajes interplanetarios no son algo “poco realista”) y, de acuerdo con la información disponible sobre el espacio y el planeta Marte en 1950, tampoco se puede decir que esté sacando de la galera cosas sin sentido ni justificación. El autor toma lo que se sabe hasta el momento y se dedica a especular e inventar explicaciones para ciertas cosas “inexplicables” o de “origen desconocido” que desconcertaba a los científicos de la época, algo característico de la ciencia ficción. Un factor importante es la manera en que plasma los detalles técnicos en cuanto a tecnología y a todo lo que se sabe de Marte y el espacio. Se da por sentado que sabemos de qué nos habla o que, en caso de no saberlo, tenemos la curiosidad suficiente como para investigar. Nunca nos subestima como lectores ni nos toma de tontos, y eso es algo que se agradece, pero es claro que está pensado para personas que tienen interés y conocimientos básicos sobre los temas. Por otro lado, al ser una novela escrita por un hombre en la década de los cincuenta del siglo XX sobre ciencia ficción, está escrita para adolescentes masculinos, todos los personajes son hombres (salvo la hermanita y la madre de Chuck que casi ni aparecen) y no se menciona, ni por casualidad, si es que las mujeres tienen puestos importantes en la política o la ciencia. Esto es algo normal de la época pues era de creencia popular que las mujeres no consumían otra cosa que no fuera romance. Sí, el machismo estaba a la orden del día. Salvo este pequeño detalle, no hay ni rastro de machismo en la narración.

   En cuanto a los temas que trata, podría decir que habla de afrontar las consecuencias de las decisiones que tomamos. Nuestras acciones tienen consecuencias que no sólo nos afectan a nosotros sino que también involucran a otras personas, y debemos pensar bien antes de hacer algo. Otro tema podría ser nunca rendirse; el protagonista las pasa negras en ciertos momentos pero, recordando las enseñanzas de su padre, decide ir hasta el final luchando a rendirse ante las adversidades*. Y por último, aunque estoy segura de que me quedan temas afuera, habla de no complicarse mucho las cosas. Hay veces en que nos quemamos el cerebro buscando una solución increíblemente complicada a algo cuando, en realidad, la solución más simple es la más efectiva.


   *Este mensaje me gustó mucho ya que es algo que mis propios padres me enseñaron. Es algo muy sentimental de mi parte, pero mi corazoncito no se resistió. 


   A pesar de que disfruté mucho con esta lectura (no podía evitar hacerme el ambiente de una película de ciencia ficción de los sesentas), hay un temita que me desagradó bastante. Como mujer del siglo XXI tengo una conciencia de respeto y admiración por las culturas distintas a la mía, tengo tendencia a sentir curiosidad y necesidad de entenderlas, buscar coincidencias y diferencias con mi cultura y adoptar las costumbres que considere me ayudarán a ser mejor persona. Es en este punto donde esta novela choca con mi ideología debido a que, ya en su última página, el autor hace evidente, por medio de un personaje, el típico pensamiento de erradicar otras culturas para poder “civilizar”. Ya desde capítulos anteriores manifestaba rasgos de este pensamiento diciendo cosas como que las culturas similares a las originarias de América son primitivas, o que, tanto los trabajos manuales como el respeto y adoración de la naturaleza, pertenece a culturas “retrasadas” o, tal y como ellos mismos lo dicen, “inferiores”. Comprendo que es algo muy común de aquellos años y que, quiero creer, ese pensamiento ya casi no existe en nuestros tiempos, pero juro que me chocó bastante. Aún así, y porque cosas como estas están presentes en casi todo y siempre voy a encontrar cosas que entren en conflicto con mi ideología, es una novela que tiene posibilidades de ser releída en el futuro porque, como dije, me gustó bastante. Aunque, mientras escribo esto, me doy cuenta de un punto importante al cual no puse atención en su momento. Haciendo un poco de memoria, noto que, cada vez que el doctor Sokolsky, especialista en medicina y botánica, decía cosas de este tipo, Chuck no parecía estar de acuerdo con ello. No es que se manifestara en contra de manera explícita, pero tampoco hacía lo contrario. Creo que el autor nos mostraba que las nuevas generaciones empezaban a tener una ideología un tanto distinta pero que, al ser jóvenes y pasar por una etapa de formación de la personalidad, indecisión e inseguridad en cuanto a ello, aún no podían manifestarlo abiertamente. Sí, esto es especular bastante con poca información. Supongo que cuando lo leas, sacarás tus propias conclusiones.

   En conclusión, es una novela ligera, entretenida y bastante disfrutable. No esperes encontrar en sus páginas el Santo Grial porque, aunque no es mala tampoco es maravillosa sino una más del montón. Si te gustan los viajes espaciales, la especulación sobre vida en otros planetas y las aventuras que viven los astronautas durante sus misiones, esta novela puede que te guste. Por otro lado, si te gustan las cosas un poco más profundas y no las “aventureras” que se centran más en la acción, puede que te parezca vacía, sin contenido.


viernes, 18 de noviembre de 2016

Verónica de Suzanne Pairault

   Hasta el momento me dediqué a hablar de libros de temática adulta y, un poco, de libros dirigidos al público juvenil. Pueden estar de acuerdo o no con mi opinión de cada uno de estos libros, es claro que cada uno saca sus propias conclusiones y forma su propio criterio. Pero eso no viene al caso ahora. Hoy quiero hablar de un libro infantil más viejo que yo y que, desde una postura sentimental de mi parte, es especial.

   Uno podría decir que su importancia emocional está ligada a ser el primer libro que leí, o que me hiciera soñar siendo niña… Pero no. La verdad es que cuando este libro cayó en mis manos, yo tenía 18 años.

   Esta novela llegó a mí en forma de un regalo. No es la gran cosa, al menos no para la mayoría de las personas. Pero para mí sí que lo es. Lo importante es quién me lo regaló, por qué y las palabras que dijo al dármelo. Es algo que siempre voy a recordar.

   Mi edición es del año 1965 y pertenece a la editorial KAPELUZ. Sin embargo, al parecer, la edición original en francés es de 1954. La mía consta de 189 páginas y posee ilustraciones a color y en blanco y negro, algo muy común en las colecciones de libros infantiles de la época. Es una pena que ya no salgan ediciones como esas dado que, al parecer, los cuentos infantiles en la actualidad son de “usar y tirar” porque se rompen muy rápido o se deshojan. Bueno, no entremos en esos temas. Lo que quería señalar con todo esto es que, a pesar de tener sus buenos años, se conserva en muy buenas condiciones.

   Verónica nos cuenta la historia de una huérfana de trece años que vive en un orfanato para niñas. Su vida se ve cambiada para siempre cuando recibe la noticia de que encontraron a sus familiares y que estos quieren llevarla consigo. Verónica, que siempre soñó con que alguien la adoptara, se sintió realmente dichosa de que algo tan extraordinario le ocurriera justo a ella. Pero no todo es perfecto y de color de rosas, sus familiares, tío, tía y primo (éste de casi la misma edad de Verónica), son personas bastante snob que viven a costa de la fortuna que la niña heredara de sus fallecidos padres. Aún así, después de años de maltratos en el orfanato por parte de la directora, empleados del hospicio, compañeras del colegio y los padres de éstas que la discriminaban por ser “una niña expósita”, Verónica se siente muy feliz de, por fin, tener una familia aunque estos no sean muy simpáticos ni cariñosos que digamos. Es así como pasa de ser la criada del orfanato que se ocupa de la limpieza, cuidado de las huérfanas más pequeñas, ayudante de cocina, etc., a ser una suerte de princesita de la aristocracia francesa viviendo en un castillo y con todos los lujos que podría imaginarse. Una suerte de cenicienta, si se quiere, pero sin príncipe.

   Dado que se trata de una novela infantil, no puedo ser muy exigente, pero hay que reconocer que es una historia atrapante y bien escrita. Si bien por momentos parece que se torna un poco densa, momentos en los que nada pasa, si se presta atención, notaremos que no están porque sí y que, al final, tienen sentido. La historia de esta niña nos hace ver cosas tan simples como la amistad, pero es la amistad pura de los niños, sin condiciones, abierta y generosa. El amor familiar también es importante, Verónica conocerá a un excéntrico tío que vive viajando de un país a otro y al que le apasiona todo lo que tenga que ver con culturas nativas de países como África o Brasil, y la niña se contagiará de esta pasión creando un hermoso vínculo con este hombre. Otro tema tratado es la diferencia entre el mundo de los niños, esa forma de vivir tan simple, pura y directa, y el mundo de los adultos, con dobles intenciones, intrigas y la forma de ver las cosas más complejas de lo que podrían ser. Por momentos será hasta predecible, aunque creo que está bien ya que hablamos de un cuento dedicado a niños.

   Los personajes son un estereotipo, si. Tenemos a la protagonista huérfana que vivió una infancia injusta plagada de maltratos y discriminación, pero que pese a eso es el alma más pura y comprensiva del mundo. Un ángel en la tierra que ve lo bueno hasta en las personas más horrendas y crueles. El matrimonio Sivry, un par de aristócratas que creen que el dinero es lo único que define a una persona, aunque paralelamente sean unos mantenidos que no posean dinero propio. El exótico tío Carlos, un hombre rico, si, pero que gana su fortuna escribiendo sobre las variadas culturas con las que convive durante años adoptando sus costumbres. Blas, un niño de granja, pobre, analfabeta pero muy inteligente, entablará una linda amistad con Verónica. Tenemos a otros personajes como una anciana cocinera que adoptará una actitud protectora digna de una abuelita, un granjero autoritario y cruel, entre otros. Si, son personajes típicos, pero funcionan bien juntos además de no ser forzados.

   Dejando de lado el sentimentalismo, es una novela muy linda para dárselo a niñas de once a trece años pues cuenta una historia bonita, sencilla y que, al mismo tiempo, empieza a tener un argumento más parecido a la literatura para los adultos pero conservando la simpleza de los cuentos para niños más jóvenes. Los mensajes que nos deja su lectura son atemporales, enseña sobre el valor de la amistad, la importancia de la familia, que las clases sociales no son importantes y que el dinero no es algo que nos defina como mejores o peores personas. Definitivamente vale la pena tenerlo en nuestra biblioteca y ser leído, si es que tienen la suerte de encontrarlo en ventas de segunda mano o rescatarlo de algún galpón o pila de cosas viejas acumuladas por años, debido a que no han salido nuevas ediciones (al menos no en mi país).